Hace cien años, nació una marca para perdurar. Para enfrentarse al sol, al barro, al polvo y al tiempo mismo… y seguir en pie. Caterpillar se creó para el trabajo duro, pero con el tiempo, se convirtió en algo más grande. Estuvo presente en las largas noches de oficina, en las fiestas que se volvieron legendarias, en los abrazos que perduran para siempre. Y aunque el tiempo pase, ese legado no se desvanece. Perdura. Evoluciona. Sigue abriendo camino. Porque cien años después, Caterpillar sigue aquí. Con quienes trabajan, quienes sueñan, quienes avanzan y dejan huella. A prueba de trabajo. A prueba de oficina. A prueba de fiestas. A prueba de vida.